lunes, 11 de mayo de 2015

"Se vende". "Se alquila"

Ha llegado el momento de quitar los anuncios inmobiliarios de las casas y colgarlos en las personas. Estamos preparados para dar ese paso y caminar por la calle con carteles de colores fosforitos para que se vean desde bien lejos. Un "Se vende" para algunos, todo un órdago, y un modesto "Se alquila" para otros, según las necesidades de cada individuo.

Los que optasen por la opción a compra solo tendrían que poner un precio. Sin duda, habría gente dispuesta a hipotecarse para adquirirlo. Estarían quienes se conformarían con el estado actual de la persona e iniciarían muy rápido los trámites para entrar a vivir lo más pronto posible. También habría quienes reflexionarían un poco antes de entregar el cheque. Barajarían todas las opciones, desde una rebaja de la oferta inicial a posibles reformas que se harían con los años, para que ese sujeto se adaptase aún más a sus necesidades.

La opción del alquiler quizá sea la más honesta. Aquí no solo se negociaría el precio, sino también el tiempo. Habría quienes buscarían arrendatario para un período prudencial y luego irían renovando el contrato en función de si la cosa prospera satisfactoriamente. Pero también estarían los que buscarían un alquiler solo para un período vacacional, un fin de semana o incluso unas horas, obteniendo un beneficio rápido sin tener ataduras ni compromisos inviables.

Ninguna elección se salvaría de amenazas. Para los primeros, el temido desahucio si con los años no consiguen hacer frente a su hipoteca. Esto les dejaría sin compañía y con una deuda que arrastrarían el resto de su vida. Los del alquiler se podrían enfrentar a destrozos en su interior que nadie asimilase o incluso a la llegada de algún okupa, al que costaría hacerle entender que debe distanciarse de la persona okupada si esta ya ha decidido romper su contrato de arrendamiento. Con el tiempo, toda esta estrategia también nos llevaría a una nueva burbuja inmobiliaria que daría mucho miedo pinchar, porque sus consecuencias serían más nefastas y atentarían contra lo más profundo del ser humano.

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