miércoles, 18 de julio de 2012

Cuatro flechas de recortes

Para quienes no hayan veraneado ni una sola vez en el sur de Cádiz, la frase "ya saltó el levante" no tendrá ningún significado. Pero quienes sí lo hayan hecho, o quienes tengan la suerte de vivir en un rinconcito de cualquiera de los paraísos de la costa gaditana, sabrán que tras esta frase nos esperan días de fuerte viento seco, el mismo que alborota peinados o hace que la arena seca ametrallee las espinillas de los que caminan por la playa. Normalmente, el anuncio viene acompañado de un "ojú", una expresión de malestar con la que los que vivimos aquí alertamos del desagrado que supone la aparición de este singular viento.

Un viento que, si pega con mucha fuerza, cuando en el telediario añaden tres o cuatro líneas blancas a una flecha señalando hacia la izquierda, te impide vivir con la normalidad con la que te gustaría. Las persianas no dejan de pegar contra los cristales de la casa, la basura de las calles vuela de un sitio a otro y aparece como una misión imposible acudir a la playa para disfrutar de una tarde de verano. Aún así, es curioso observar que siempre hay algunos que continúan con su rutina, por lo que deciden ir a la playa un día más, intentando llevar con normalidad una situación excepcional y soportando como pueden que la arena bañe cada uno de los poros de sus cuerpos. Este hecho demuestra que pese a las adversidades siempre hay personas con la capacidad de mantener la estabilidad de su vida, aunque para el resto resulte una hazaña o una locura seguir soportando esa situación.

En el resto de España, el levante ha saltado en forma de recortes y lo ha hecho con más fuerza que nunca, levantando un gran malestar entre quienes ya estaban hartos de soportar el picazón de la arena en sus espinillas. Ahora el viento de los ajustes económicos azota con intensidad, aunque todavía haya personas que quieran continuar con su vida, como los que deciden ir a la playa pese al fuerte levante. Por suerte, tenemos la capacidad de enfrentarnos contra cualquiera de las desproporcionadas medidas económicas que se están tomando estos días, ya que contamos con una ventaja que no nos la otorgan los vientos que se levantan en España. En esta ocasión, no nos enfrentamos contra la naturalieza, sino contra un sistema injusto con el que no podemos simplemente resignarnos, cruzarnos de brazos y acudir a la playa.

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